No tengo hambre.
No me duele ninguna parte del cuerpo.
Y aún así, algo me incita
a la lujuria de la gula.
A la avaricia de la pereza.
Será que los pecados
vienen en dosis dobles.
Será el insomnio
del profeta ateo.
martes, 28 de junio de 2016
domingo, 26 de junio de 2016
Una piedra golpea una cara, una espalda
No dormirán más
sobre sus caballos quietos.
No señalarán al cielo
con la llama en el dedo.
No se quemarán
los pájaros del paraíso.
El escorpión no avisa
del veneno de los días.
Los fogosos no piensan
en la venida del incendio.
Los cangrejos no anuncian
los vaivenes de las mareas.
Tú que rompes las olas
y calmas las tormentas
traes el silencio del diluvio.
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