martes, 3 de enero de 2012

 

Acababa de poner un trozo de pan a tostar. Le dolía la cabeza. Nadie había tocado a la puerta. Quiero ver el mar. No quiero caras tristes esta noche, esta noche no. La cocina estaba sucia. La cocina está sucia. Aún están ahí las copas del otro día. ¿Cuántos cigarros me fumé anoche? Tengo la garganta como para cantar hoy. Nubes y más nubes. Quiero oír el disco de Sinatra que me regaló papá. Vor a ponerlo. El sonido de pasos destartalados por el pasillo. Pensé que estaba aquí. Pasos destartalados en el sentido contrario. ¿Dónde coño estará la taza que me regaló aquel tipo? Humo. Huele mal, ¿y esto?

Un coffe late. Dos tostadas. La gente me mira. Siempre me mira. Creo que quieren que me suba a la mesa. O algo. Menuda mierda de café. La gente me mira porque soy guapa. Porque tengo talento. 

Me vuelve a latir el corazón. Hacía días que pensaba que estaba muerta.

Creo que voy a estallar, es el momento más feliz de mi vida. Todo está funcionando, y este vestido es tan bonito. La vida se precipita y tú quieres que se engalope. Hay que sentirse bien. Con lo que haces. Hacerlo. El tacto del nylon bajo los pechos. Algo de sol sobre la cara de la gente. Un poco de brisa, la justa. Fruta en la calle. Dos jodidos abuelos se pasean de la mano, sonriendo. Caballos suaves al atardecer. Vamos a brindar por mi silencio.


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