Precisamente lo más valioso
se vuelve lo más dañino.
Del amor al odio hay
un precipicio.
Un principio
del laberinto morado.
El loco siempre se levanta
y se crece con la luna.
Siempre que cree haber
encontrado una salida,
vuelve a descifrar la trampa,
los muros del laberinto.
El loco siempre se niega
y se ciega con vendas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario