Cruzamos los cielos
como compañías aéreas que van y vuelven,
como aves migratorias que van a morir.
Aunque se apague
la hoguera olímpica, el fuego prometeico,
la llama del gran faro, atravesamos la noche.
El Ángel Caído
levanta su vara contra
los oscuros. La diosa Kali
destruye la oscuridad
con oscuridad.
El Ángel Caído
me eleva a los cielos
de queroseno. Cruzamos
la piel de los mares
de la profecía.
El cristo invertido,
el mesías de la carne, la virgen de la bestia,
los fuegos que nos incendian por dentro.
Como serpientes aladas
que van a morder la manzana voladora,
la raíz del desconocimiento, lo que nos amnesia.
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