Lleva un vestido blanco,
va perdido por los bosques.
Juega al escondite,
invisibiliza la bestia,
me espera tras las esquinas.
No sabe que es
un falso profeta,
un ángel de la muerte.
Lleva un vestigio blanco,
va perdido por los bosques.
Su espalda es estrecha
como el horizonte
entre las copas de los árboles.
Las cuatro copas
donde verter el mundo
están sucias de ayer.
Me espera en la esquina
del precipicio, y me hace caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario